¿Cómo educar a mi gato?

Ésta debería ser la primera pregunta que nos hiciéramos en el momento de adoptar a un gato. La educación es algo que nos debemos tomar en serio, no podemos dejar a nuestro gato a su libre albedrío e ir decidiendo sobre la marcha. Primero por él, porque todo el mundo quiere que su gato sea educado y feliz. Y, claro está, por nosotros, porque queremos que la convivencia con el gato sea agradable y no nos destroce la casa.

Si éstas leyendo estas líneas ya es un primer paso importante, ya que demuestra que consideras que este tema es importante.

Lo bueno es que los gatos son muy inteligentes, por lo que aprenden rápido y son capaces de asimilar pronto lo que les decimos (incluso antes que los cachorros de perro). Por otra parte, disponen de una naturaleza muy juguetona, que debemos enfocar correctamente en su educación para que desarrolle esto de una manera positiva.

Lo primero que debes tener en cuenta es que un gato no es un perro. Un error común de las personas que han tenido perros como mascota y ahora tienen por primera vez en gato, es querer enseñarle trucos. Pues bien, esto no va con la psicología felina. Alguna vez habrás visto videos virales de gatos que hacen determinadas cosas, pero no es lo habitual y requiere de mucho entrenamiento. Por tanto, si le tiras la pelota para que te la traiga, es muy probable que tengas que ir tu a por ella.

Cuando el gato llega a casa, lo primero que debes hacer es tratar de generar confianza. Mostrarle afecto y hablarle con suavidad son los primeros pasos para conseguir ganarnos esa confianza, que será crucial a la hora de aprender lo que le enseñemos posteriormente. Además de familiarizarse con nosotros, será también muy importante que se familiarice con la cosa y con todas sus cosas, como su arenero y juguetes.

Ahora que hemos visto los primeros pasos, vamos a ver qué es lo más importante que debemos enseñarle. El ingrediente principal para enseñarle todas estas cosas siempre es el mismo: paciencia.

Utilizar el arenero

No debería ser algo que te de muchos problemas, ya que los gatos no suelen hacer sus necesidades en cualquier sitio. Necesitan estar resguardados y en un lugar lo suficientemente íntimo. Por tanto, deberás elegir un sitio adecuado para que tu minino se sienta cómodo. Puedes ponerlo en el cuarto de baño, por ejemplo, o en un cuarto por donde no haya demasiado trasiego. Sólo ten en cuenta que no debe estar cerca de su comida y agua.

Las primeras veces deberemos acompañarle a menudo para que lo identifique como la zona para hacer sus necesidades. Podemos acompañarle por ejemplo después de las comidas, al despertarse o cuando creamos que podría tener ganas porque lleve cierto tiempo sin hacer sus necesidades.

Usar el rascador para gatos

Deberíamos disponer de rascador ya el primer día, ya que es una de las primeras cosas que deberemos enseñar a nuestro gatito. Así evitaremos que la tome con muebles, cortinas, alfombras o lo que pille. Debemos tener en cuenta que el gato necesita afilarse las uñas y arañar, no lo hace porque nos quiera ver sufrir fastidiando nuestros muebles y objetos. Por eso un rascador va a permitirle aliviar ese instinto natural.

Si tu minino aprende a afilarse las uñas en algún sitio no apropiado, deberás insistirle para que lo haga en el rascador. Una buena manera de hacerlo es premiándole cuando lo haga, por ejemplo con un snack (cuidado con el abuso de snacks, ya que a la larga puede provocar sobrepeso en tu gato)

No arañar y morder

Una de las primeras cosas que llama la atención de un cachorro de gato son las manos de sus dueños. Lo que en gatos muy pequeños puede resultar incluso gracioso, puede convertirse a la larga en un vicio difícil de quitar. Además, debes vigilar, ya que los gatos pequeños pueden tener unas uñas y dientes bastante afilados.

Durante las primeras semanas de vida del gato está bien que le dejemos jugar con nuestras manos, ya que está empezando a explorar. Como máximo a partir del mes de vida, es aconsejable que si el gato se acelera demasiado durante el juego y nos araña o muerde emitamos un pequeño chillido y dejemos de inmediato de jugar con él. Será la manera en que asocie lo que ha hecho con el fin del juego y así aprenda que no debe hacerlo.

Por norma general, si vas viendo que la excitación y aceleración de tu gato va subiendo demasiado durante el juego, trata de calmarlo un poco para que no se desmadre. Y si se desmadra, la mejor opción es que le ignores durante un rato. Así verá que haciendo eso los resultados que obtiene no son satisfactorios para él.

Debes diferenciar cuando, jugando, al gato se le despierte su instinto cazador. Para que pueda satisfacer su instinto sin dañar a personas u objetos, puedes utilizar juguetes como las cañas o ratones de juguete.

Zonas peligrosas

Debemos educar a nuestro minino para que entienda que en casa hay zonas que no son para él. Una podría ser, por ejemplo, la cocina. En una cocina hay desde elementos cortantes hasta fogones, productos y alimentos que pueden ser tóxicos para felinos, etc.

También debemos vigilar con los puntos de salida al exterior.

No subirse a los sitios

Los gatos son ágiles por naturaleza (unos más que otros, eso sí), por lo que les gusta escalar, saltar y subirse a sitios. También les gusta de vez en cuando estar a más altura para poder tener una visión panorámica de todo lo que pase.

Algo que va muy bien para que no se suban a sitios que no deben subirse, como mesas, sillas o encimeras, es que disponga de juguetes o árboles con distintas plataformas.

Para contribuir a que tu gato no suba a sitios prohibidos, lo primero es que seas constante y le hagas bajarse cada vez que lo veas hacerlo. Si algunos días le dejas y otros le haces bajar, al final no entenderá nada.

Otra cosa que puedes hacer es limitar todo lo que puedas los alicientes que pueda encontrar para saltar o trepar donde no debe (como comida, adornos o cualquier otro objeto que pueda llamar su atención.

Si no consigues de ninguna manera que deje de subirse a sitios, puedes probar poniendo tiras de papel de aluminio, ya que no les suele gustar ni el ruido que hace ni los reflejos que produce.

Aprende a reñir a tu gato

Cuidado con chillarle a tu gato, ya que sólo conseguirás que te tenga miedo. Obviamente, ya ni hablar de tener conductas agresivas con él, como tirarle cosas.

Antes que chillarle, es mejor que le regañes utilizando palabras concretas, como “no”, “caca” o “stop”.

Por otra parte, si le riñes, estate un rato sin jugar con él ni darle de comer, ya que podría entenderlo como un premio por la conducta que ha tenido.

Aun así, en la medida de lo posible evita regañar o castigar a tu gato. Es mucho mejor que promuevas el refuerzo positivo, como te explicamos a continuación.

Refuerzo positivo

El refuerzo positivo se basa en darle un premio a tu gato cada vez que haga bien algo que le has enseñado. Así asociará esa conducta como algo positivo y la reproducirá en el futuro para volver a conseguir un premio. Para que funcione, debes darle el premio justo después de que realice esa conducta positiva.

¿Qué premio darle? Pues tienes diferentes opciones: comida o snacks (no abuses), caricias, paseos, palabras amorosas, etc. Conforme vayas pasando tiempo con tu gato, descubrirás que es aquello que más le gusta y que es más efectivo a la hora de educarle.

Esperamos que todos estos consejos te sean de utilidad a la hora de educar a tu gato. Estamos seguros de que si basas su educación en la paciencia y el refuerzo positivo, tendrás un gato muy educado y la convivencia con él será buena.